Ser Mamá de un Niño con Autismo: Honrando el Amor, la Realidad y la Esperanza
Abril es el Mes de la Concientización sobre el Autismo, y como mamá de un joven adulto en el espectro, quiero tomar un momento para compartir un pedacito de mi corazón.
Criar a un hijo con autismo ha sido una de las experiencias más transformadoras de mi vida. No siempre ha sido fácil. No siempre ha sido como imaginé que sería la maternidad. Pero ha sido profundamente hermosa, porque gracias a mi hijo, he aprendido a ver el mundo de una manera completamente nueva.
El Duelo Silencioso que Muchos Padres Cargamos
Voy a ser honesta sobre algo que no siempre se dice en voz alta: a veces hay duelo. No porque nuestros hijos estén rotos, ni porque los amemos menos, sino porque somos humanos.
Sentimos duelo al ver a otros niños neurotípicos alcanzar etapas del desarrollo que nuestros hijos aún no han alcanzado, o tal vez nunca alcancen. Hay dolor por los cumpleaños sin amigos, por las conversaciones que quizá nunca tengamos, por los momentos cotidianos que muchas familias dan por sentado.
Ese duelo no significa que no estemos agradecidos. Significa que somos padres. Que sentimos profundamente. Que amamos con todo el corazón.
Mi Respuesta a los Comentarios de RFK Jr.
Recientemente, Robert F. Kennedy Jr. dijo esto sobre los niños con autismo:
“El autismo destruye familias... Estos son niños que nunca pagarán impuestos. Nunca tendrán un trabajo. Nunca jugarán béisbol. Nunca escribirán un poema. Nunca saldrán a una cita. Muchos de ellos nunca usarán un baño sin asistencia."
Como madre, esas palabras me rompieron el corazón. Y necesito responder, no con rabia, sino con verdad.
El autismo no destruye familias. Lo que destruye son la vergüenza, el estigma y la falta de apoyo.
¿El autismo en sí? El autismo ha transformado mi familia de formas poderosas, hermosas y sí, retadoras. Y mi hijo—como tantos otros—no es una tragedia. No está condenado. No es una pérdida de potencial.
Él es amoroso. Es curioso. Me enseña cada día lo que significa tener paciencia, estar presente, y amar a alguien exactamente como es.
Y quiero decir esto con claridad: Muchos niños con autismo sí pagan impuestos. Sí escriben poesía. Sí tienen citas, se gradúan, se casan, crean negocios, abogan por otros y cambian el mundo.
Y aunque nuestros hijos no sigan ese mismo camino, sus vidas siguen siendo valiosas. Su humanidad no se mide por su productividad, ni por hitos del desarrollo, ni por si pueden ir al baño solos. Su valor no está en discusión.
Yo no sería la persona que soy hoy sin el autismo de mi hijo. Gracias a él, veo belleza en las cosas más pequeñas. Encuentro alegría en avances que antes ni hubiera notado. He aprendido a soltar expectativas y a estar presente en el ahora.
Las Cuidadoras También Necesitamos Cuidado
Aquí va otra verdad: ser madre o cuidadora de una persona con autismo puede ser agotador. Cargamos mucho. Las terapias, las citas, la defensa constante, y el pensar en lo que viene después. A veces se siente muy solitario.
Así que, por si nadie te lo ha dicho últimamente: Tú también importas. Tu salud mental importa. Tu descanso importa. Buscar apoyo—ya sea en terapia, grupos de apoyo, o simplemente tomando un rato para ti—no es egoísta. Es necesario.
No Estás Sola
Una de las cosas más sanadoras para mí ha sido encontrar otras mamás que sí entienden. Mamás a quienes no tengo que explicarle todo. Mamás que conocen tanto el dolor como la alegría—muchas veces al mismo tiempo.
Si todavía no has encontrado tu círculo, te prometo que existe. Y mientras tanto, quiero que sepas:
No estás sola. Estás haciendo suficiente. El camino de tu hijo puede verse diferente al de otros, pero sigue siendo sagrado.
Y el tuyo también.
Con mucho cariño, — Rosa